Esta extraordinaria residencia histórica, situada en el corazón de Biellese, ofrece un encanto atemporal, manteniendo intactas sus características arquitectónicas originales, lo que la hace verdaderamente única en su tipo.
Construida sobre un promontorio con vistas al panorama del Monte Rosa y los Alpes Bielleses, la propiedad destaca por su sugerente fachada, compuesta por una mezcla de guijarros de río y ladrillos, y por su distintiva planta en forma de L.
El corazón de la residencia es un magnífico patio interior, embellecido por un jardín que abraza todo el complejo. Los espacios interiores, cuidadosamente restaurados para preservar la elegancia histórica, combinan el refinamiento antiguo y el confort moderno. Los cuatro salones de la planta baja, con techos altos y suelos de terracota del siglo XIV, cuentan la larga historia de la vivienda. Para completar este nivel, hay una acogedora sala con una chimenea original y una amplia cocina.
Distribuida en cuatro plantas, la propiedad ofrece una superficie total de 1.100 metros cuadrados. Tiene seis habitaciones, dos de las cuales tienen baño en suite. En el primer piso, además de los dormitorios, hay dos amplios salones con pisos de madera, ideales para eventos y recepciones. El segundo piso alberga un gran ático de 350 metros cuadrados con vigas originales a la vista, que se puede transformar en una espléndida residencia panorámica, gracias a sus numerosas ventanas que ofrecen vistas excepcionales. En el sótano, hay dos baños adicionales, amplias habitaciones y una bodega con un lavadero adyacente.
Esta residencia histórica está embellecida por techos con vigas de madera a la vista y paredes que revelan mampostería antigua, creando una atmósfera de época. Dentro del patio, también hay un antiguo pozo romano de gran importancia arqueológica.
A pocos pasos de la propiedad, hay una pintoresca iglesia del pueblo, perfecta para ceremonias privadas, lo que hace que este lugar sea ideal para eventos exclusivos como bodas, exposiciones, convenciones u otras celebraciones. Al atardecer, la iluminación discreta y las antorchas esparcidas en el jardín crean una atmósfera verdaderamente sugerente y mágica.